9 de julio de 2012

Estaba segura que liberándose de toda esa gente que le hacia mal, alejaría las tristezas de su vida. No hacia mas que buscar a sus enemigos en todas partes. Ella pensaba que sin excepciones todos lastimaban alguna vez pero había quienes lastimaban mas. Quería estar preparada para evitar esos momentos. Culpaba a las personas y no entendía porque causaban tanto daño, en realidad nunca podría saberlo, ella no era así. Prefirió quedarse con la perspectiva de que cada uno se enceguecía al pensar en uno mismo, tal vez no era esta la respuesta y simplemente ellos herían porque querían y se sentían bien de esta forma.  Cualquier solución para tal por qué se relacionaba con la atrocidad para alguien que se sintiera lastimado. Era simple pensar así, te lastima entonces no te quiere o todo lo contrario, te quiere demasiado. Tenia varias teorías validas y a la vez inútiles. No estaba conforme con lo que hacia, algo había fallado en ella. Seguía sin saber la razón de sus lagrimas y días que no significaban nada. Se olvidó de ella misma por buscar afuera una respuesta, en realidad ella era la respuesta. Somos capaces de autodestruirnos pero también somos nuestra mejor ayuda. Nuestro mayor enemigo somos nosotros mismos. Aprendió a cuidarse un poco mas desde ese día.Y a valorarse más, muchísimo más.



Hay momentos en que los problemas se presentan en nuestras vidas y no podemos hacer nada para evitarlos. 
Pero están ahí por alguna razón. 
Solo cuando los superamos, entenderemos por qué estaban allí. 

Paulo Coelho


Quiero pisar el acelerador de este vehículo llamado ''vida'', quiero ser el accidente que te pare. Quiero ser ''la chica de la curva'' en tu viaje de la vida, para morirnos de amor cada vez que decides recorrer la carretera de mi cuerpo. No quiero viajar en tu maleta, quiero ser tu equipaje de mano, que me lleves siempre. Quiero comprobar que todos los caminos llevan a Roma, quiero dar la vuelta al  mundo no en ochenta días, sin prisa, queda el resto de una vida contigo por delante. Quiero ver a turistas en las mismas circunstancias, ver el amor en otros rostros, que se funde en palabras de otro idioma. Quiero ver ondear la bandera del amor, aquella que no entiende de nacionalidades ni de conflictos políticos sin resolver. Tú y yo tenemos un trayecto muy largo, sin billete de ida y ni de vuelta. Cuando no se sabe que va a empezar algo, se tiene la certeza de que nunca va a terminar.


Me despejé los mechones que se aventuraban por recubrir mi rostro para observar con mayor claridad lo que se desplegaba ante mí. Era una tarde fría y las nubes cabalgaban por el cielo, directas hacia nosotros; pero aún así, me desprendí de mi cazadora de cuero. Allí, no había nadie más que nosotros; ni más vegetación que un solitario ciprés. Pero, en ese inhospitalario entorno en el que las nubes parecían advertirnos de que iban a descargar una fuerte tormenta sobre nosotros, era donde más acompañada me sentía. Tenemos nombres distintos bajo los que cobijamos distintos anonimatos, cuando todos nos llamamos: soledad. Tus brazos alrededor de mí era el mejor abrigo que había tenido nunca. Empezaste a fumar al mismo tiempo que empezó a llover, pero ni la lluvia apagó tu Lucky Strike. Ninguna realidad nos afecta porque no pertenecemos a ninguna de ellas. 


Recordaba sus palabras como puñales que se clavan en el corazón de la mente. Mis manos, que eran como rosas en primavera, habían quedado reducidas a espinas. Juro que te seguí, como un voluntario de una ONG, me moví para devolverte la vida que me diste. Soy mujer lobo cada noche, cuando recuerdo con rabia cómo no pude retenerte entre mis feroces garras, para despertarme junto a ti cuando ya fuera humana. Era el ocaso de nuestro viaje, pero el Sol a veces repite amanecer.