20 de noviembre de 2010


Físicamente puede que no crezcas más, pero el espíritu siempre puede crecer hasta convertirse en un gigante. Los gigantes ven el mundo desde otro punto de vista, sin miedo y llenos de autoestima. Ser un gigante es cambiar de una mentalidad de víctima a reconocer el poder de tu propia persona.

Es mirar el mundo con otros ojos y ver tu vida sin obstáculos.