29 de septiembre de 2011

Take me out tonight. Leave me tomorro

Nadie sabe cómo ni cuándo se terminará todo esto. Quizás nunca llegue a empezar. Yo me conformo con que me quieras 5 minutos. ¿Estamos cerca del final o dónde todo empieza? Quizás todo esto no tenga sentido, quizás estemos condenados a querernos a escondidas, a ocultar las palabras. Palabras prohibidas. Quizás estemos entrando en un laberinto de dudas, amor, celos, dolor y más amor… Pero es que cada vez que te miro me pellizcas el corazón, cariño. Si, tú, que llegaste por casualidad, que me ganaste poquito a poco, que me dices lo que necesito oír en un susurro. Te quiero. Porque solo si lo dices bajito lo oiré por dentro, y me lo dices con cariño, ternura, amor. Te quiero. Como palabras arrastradas por un viento, ese viento de los días más fríos de invierno que recorre tu cuerpo con un escalofrío...Sí, repítemelo... Te quiero.
Cuando vuelvas vas a saber cuánto te he echado de menos. Aún guardo ese último suspiro tuyo, tu fragancia, tus ganas de vivir, tu sonrisa, tu maravillosa sonrisa. Oh, y ese hoyuelo que se te forma en la mejilla cada vez que sonríes, cada vez que sonríes de verdad. Ése que yo he visto… Y esto no puede haber acabado, porque aún no ha comenzado, no dejaré que muera este sentimiento. ¿Acaso no piensas, cuando estás solo, en todo lo que podríamos ser? ¿Te das cuenta? Teníamos la oportunidad de hacerlo bien, empezar de cero, juntos, algo mejor, y lo estás dejando ir… Lo dejas ir. Yo no te prometo nada, pero te querré. Por encima de cualquier cosa, te cuidaré. Y no peleemos, amor, que me pierdo en todas nuestras batallas. Y no, no me digas que nunca estaremos juntos que te llevo esperando 3 primaveras, si contamos, una vida entera.
Que yo no quise besarte, es algo complicado y estúpido… pero dicen que no se puede echar de menos algo que nunca se ha tenido. ¿Realmente nunca nos hemos pertenecido? Porque tu ausencia me ha dejado un vacío, me estás rompiendo el corazón, me lo rompes en cachitos pequeños, muy pequeños, lo desgarras con tu indiferencia... Lo dejas ir… Lo estás dejando ir.
Pero sí, oh sí, déjate llevar, que yo conduzco, yo te guío hacia un lugar donde lo amargo sabe dulce, donde los besos son obligatorios, donde las sonrisas se regalan y donde uno se puede emborrachar de felicidad… o aún mejor, de amor. Y cuando por fin te des cuenta de que esto merece la pena andaremos, correremos y volaremos hacia un sentimiento que algunos todavía llaman amor.





Be YOURSELF.

With love.





Tú, que me devolviste el rosado de mis mejillas, la sonrisa incontenible y haces que mi corazón enloquezca cada vez que veo esos ojos de cervatillo que me miran. Y yo me pregunto, ¿en qué piensas? ¿Qué está pasando ahora por tu mente? ¿Suspiras cada vez que te miro? ¿Te mueres cada vez que me he ido?

Yo, que me pierdo cada vez que sonríes. Yo, que tengo la imperiosa, irresistible, increíble, inhumana, inexplicable necesidad de abrazarte, agarrarte la mano, decirte que desde hace tiempo te estaba esperando…
Cariño, y ahora que te has ido estoy un poco perdida sin ti, estoy hecha un desastre. Y no, esto no es una carta de amor, no es una despedida.
Eh tú, que te estás alejando… no te vayas.





Agradecería una respuesta, aunque no tenga sentido. Una respuesta a la vida misma. Nosotros los humanos, seres con la capacidad de pensar y razonar, nacemos. Pero, ¿qué se supone que tenemos que hacer en la vida? Nuestro único objetivo marcado es reproducirnos para que la especie no se extinga… ¿y qué más da que haya más o menos humanos si en realidad no hemos venido a hacer nada en la Tierra? El resto de los seres vivos nacen, se preocupan por sobrevivir, no lo consiguen y mueren. En cambio, nosotros, nos pasamos la vida enredados en mil malentendidos que en el fondo no nos llevan a ningún sitio. Se supone que para ser felices no nos puede faltar dinero, salud, amor y amistad. Si falta alguno de esos cánones nos sentimos vacíos. Pero nos pasamos media vida preocupándonos y empeñándonos en alcanzar la felicidad en estado puro, el máximo, tenerlo todo y cuanto antes. Y si te paras a pensar… ¿cómo puedes ser feliz sabiendo que has malgastado la mitad de tu vida en alcanzar lo inalcanzable? Sin disfrutar de los pequeños momentos de felicidad que la vida te iba ofreciendo por el camino… Y después de todo, al final, uno se queda solo. La vida te forma como persona, los amigos, la familia, el dolor, las experiencias te van completando, te van llenando, y todo eso, ¿para qué? Para que al final, en tus últimos años de vida, cuando verdaderamente ya no te importe nada, te des cuenta de quién eres en verdad.

Estaba allí, apoyado contra una valla, esperándome, a mí. Y en cuanto alzó la mirada noté, como en un segundo, todo mi cuerpo se estremecía, primero, el corazón: me estalló, me dio un vuelco, tan fuerte que temí que él también lo hubiera oído… y me sonrió, a mí. Me desarmó con su mirada. Un escalofrío, parecido a una pequeña corriente eléctrica me recorrió la columna vertebral… y me fallaron las piernas, me sentía pequeña, ruborizada, indefensa cada vez que sonreía. Pero todo estaba bien, él estaba a mi lado. Las horas, los minutos, la imperiosa necesidad de rellenar esos silencios con palabras... cualquieras valían.
Caminábamos, y cada vez que mi mano rozaba la suya… lo necesitaba.
Nos sentamos y miramos la gente pasar, inventándonos mil historias, todos ellos ajenos a nuestras palabras, nuestros susurros, al roce de nuestros cuerpos, la intensidad de su mirada, mi temor… Y de repente todo se paró, yo notaba como se acercaba lentamente, con movimientos casi imperceptibles y, de repente nos sobrevino ese silencio. El silencio. Él me sonreía, yo no podía más que devolverle la sonrisa, mi sonrisa más sincera. Era feliz, y esperaba, que, justo en aquel momento, él también lo fuera.







Ellos, que tienen ese algo que te quita el sueño. Ellos, que te suben hasta el cielo con una palabra. Ellos, que te juran amor eterno. Ellos… que te hacen volar con un beso.
Ellos, que se olvidan de ti. Ellos, que tus lágrimas les son indiferentes. Ellos, que no les importa dónde estés. Ellos, que cambian tu corazón por el de cualquier otra, no sin antes haber destrozado el tuyo.
Pero aún así tú dime, ¿quién camina cuando se puede volar?
I'm yours.