2 de mayo de 2011

Solo me gusta escribir cosas bonitas. Por eso hace mucho que nadie sabe lo que pasa por mi cabeza. Al menos no lo han leído de mis manos. Es triste. No tener nada de lo que hablar. Nada bonito. Solo historias tontas. De esas que empiezan mal, y acaban peor. De las de perdón al día siguiente. De esas. Me gustaría escribir que empiezo de cero. Que el amor sigue en mi vida. Tan bonito como siempre. Tan tan fuerte como saben todos los que leen este blog. Me gustaría contar que no hay una pizca de tristeza en lo que escribo. Me encantaría poder gritar a los cuatro vientos que no hay baches ni caídas. Me gustaría sentirme bien. Vivir. Me encantaría. Por desgracia el tiempo quema. Y mata. Muy lentamente, pero lo hace. ¡Ay tiempo! Si pudiera darte la vuelta... Cuantas cosas cambiarían. De lo triste siempre queda lo bonito. Las ganas de sacar mas fuerza. El amor que nos queda. ¡Nadie se imagina cuanto! De eso siempre nos ha sobrado. Y es eso lo que nos hace fuertes. El amor. Los días enteros metidos en la cama. Las sabanas que se caen al suelo. El olor de tu espalda. Tus manos. Las mías. Nuestra risa. La que sale de tus labios. De esa de verdad. La que me hace feliz. Todo eso que nos hace diferentes. Esa es la fuerza que me dice quédate y no te vayas nunca. El amor que no se me gasta por más que se rompa, se caiga y se destroce. No se me gasta. Sigue ahí. Al pie del cañón. Esperando un solo rayo de sol para levantarse y gritar fuerte las ganas que tiene de verte, corazón. Las ganas de empezar un día y agarrarte fuerte para no soltarte. Para que no se caiga otra vez y se rompa lo que ayer estaba bien. De ese amor te hablo. Del nuestro. El que se puede oler en cada una de mis letras. Mejor o peor escritas.