8 de agosto de 2011

Veo como se ríe del tiempo, cuando recuerda que un día le dijo que lo curaba todo.
Me dice que quiere abandonar esta batalla, pero que sabe que merecerá la pena luchar por ello.
Después de tanto tiempo, oyendo sus historias, notando ese vacío en su corazón por el que tanto tiempo ella lloró. Después de todo eso, un día, se levantó de ese lugar, miró al horizonte. El sol se escondía encogido por la grandeza de su mirada. Se giró hacia mí, y me dijo:
Este corazón libre nunca volverá a estar roto.