30 de agosto de 2011

Y la envidia por esa forma de vida que yo ansiaba tener creció, y mientras las barreras que flanqueaban mi corazón, se negaban a desaparecer. Vivía en una cárcel. No había forma de que mi gran enemigo desapareciese.
Había conocido a quien me había impulsado a salir de eso, faltaba en mi vida la persona que me ayudase a salir de allí, y así fue, apareció.
Entró en mi vida mucho tiempo después, entró, sin ni siquiera avisar, y se fue, tan rápido como había llegado, y aún no ha vuelto a aparecer, no creo que lo vuelva a hacer nunca. Y las únicas palabras que dijo quedaron grabadas en mi memoria, y nadie, ni nada, logrará borrarlas nunca. Me dijo que vivía en una cárcel que yo misma había creado.
Chica tímida siempre está pintada por dulce, delicada, confiable, pero tan vulnerable. Nadie se da verdadera cuenta del precio a pagar por esa imagen superficial, pues por dentro puede esconderse el espíritu de un luchador nato.
Oída aquella terrible verdad pensé… y pensé. Luego decidí luchar. Pero, ¿cómo vencer al enemigo cuando el enemigo eres tú mismo?