Nos cuestionamos nuestra cordura,
determinamos que nos hemos vuelto locos,
y caemos en el abismo de la vida
¿Qué debo hacer?
Esa es la pregunta más difícil,
cuando en realidad tengo dos respuestas muy contradictorias.
Una de esas me va a matar y,
a veces esta me parece ser la más deseable.