8 de octubre de 2010



Llorar a chorros
, llorar la digestión, llorar el sueño, llorar ante las puertas y los puertos, llorar de amabilidad y de amarillo. Abrir las canillas, las compuertas del llanto, empaparnos el alma, la camiseta, inundar las veredas y los paseos y salvarnos a nado de nuestro llanto. Asistir a los cursos de antropología llorando, festejar los cumpleaños familiares llorando, atravesar el áfrica llorando. Llorar como un cacuico, un cocodrilo si es verdad que los cacuicos y los cocodrilos no dejan nunca de llorar. Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas, llorarlo por el ombligo, por la boca, llorar de amor, de astia, de alegría, llorar de frac, de flato, de flacura, llorar inprobisando de memoria, llorar todo el insomnio y todo el día.