9 de octubre de 2010

Te pueden decir un millón de veces que tomar sol sin protector hace mal, pero hasta que no quedes camarón no lo vas a entender. Todos lo tenemos miedo a las pesadillas… pero hay que tenerlo miedo a los sueños felices, porque es de eso de lo que no queremos despertar. Si sos optimista, un realista te resulta pesimista. Vivir soñando es como tener una tarjeta platino sin límite, y que nunca te llegue el resumen. Si alguien despierta cuando estas teniendo una pesadilla, se lo agradecés. Pero si alguien te corta un sueño feliz, lo queres matar ¿o no? Somos cenicientas que borramos el número doce de todos los relojes, para que nunca se hagan las doce y la carroza no se nos haga zapallo. Claramente, todos odiamos al despertador, pero qué sería de nuestra vida sin él ¿no? ¿Qué despierta un despertador cuando te despierta? Tus sentidos ¿no?. Salís del sueño y empezás a ver, a escuchar, a oler, a sentir. Pera poder despertar primero hay que desearlo. Luego intentarlo. Y después dejar que ocurra. Mis amigas me preguntaban ¿Qué te pasa? Y yo les decía… “estoy re dormido”. Sin dudas, necesitaba un despertador.